La escritura constitucional de Europa es antigua. Su origen se remonta a la disputa entre la filosofía y la ciudad, al surgimiento de la expresión humana que busca legitimarse sin apelar a la fuerza, como una investigación y una crítica, como la posibilidad de vivir examinándonos a nosotros mismos y a los demás y educando a generaciones futuras. Lo más valioso de los ideales es que permiten entender con justicia (δικαιοσύνην μετὰ φρονήσεως) la realidad.

La Constitución europea es un reto y una promesa y conservará su condición en la medida en que logre incorporar la inquietud que la vio nacer. Encontrar la forma adecuada de plantear la discusión, de apreciar sus aspiraciones sin caer en la conformidad y aprender a escribir buscando la verdad son los objetivos de nuestro seminario y un camino posible para Europa.